El término bonsái tiene su origen en dos ideogramas japoneses: el primero (bon) significa bandeja -o al menos recipiente-, el segundo (sai) significa educar, por lo que el término también puede ampliarse con el significado más específico de cultivar.
El verano ya ha terminado y, con la llegada del otoño, es hora de preparar nuestros bonsáis para afrontar el próximo invierno.
Los bonsáis, como muchos otros ejemplares, se encuentran en pleno reposo vegetativo durante los meses fríos , por lo que es vital asegurarse de que puedan vivir en condiciones óptimas y resguardados de las bajas temperaturas.
El cuidado y la atención adecuados pueden ayudar a la planta a superar el frío invernal y tener la energía necesaria para un vigoroso despertar en primavera.
Por lo tanto, es muy importante actuar de forma que se proteja primero el sistema radicular, para garantizar que no esté sometido a cambios climáticos innecesarios y peligrosos o, en cualquier caso, que no esté sometido a temperaturas excesivamente bajas.
Encontrar la estrategia de fertilización adecuada no es fácil.
El abonado otoñal es de vital importancia para conseguir plantas hermosas y sanas.
En particular, la fertilización debe tener por objeto acumular las sustancias de reserva necesarias para la formación de brotes abundantes y la floración en la primavera siguiente.
Ahora es el momento de elegir productos ricos en fósforo y potasio.